lunes, 19 de septiembre de 2011

El milagro

"Habíamos entrado en la inmensa llanura de Serengeti, la más grande concentración de animales salvajes. Mirásemos por donde mirásemos, por todas partes aparecían nutridas manadas de cebras, antílopes, búfalos, jirafas... Y todas estas bestias se pasan la vida paciendo, correteando, brincando y galopando. Unos cuantos leones permanecían inmóviles al borde de la carretera, algo más lejos se veía una manada de elefantes y mucho más alejado, casi en la línea del horizonte, un leopardo corriendo a grandes saltos elásticos. Todo aquello parecía increíble, inverosímil. Como si uno asistiera al nacimiento del mundo, a ese momento particular en que ya existen el cielo y la tierra, cuando ya hay agua, vegetación y animales salvajes pero aún no han aparecido Adán y Eva. Y precisamente aquí se contempla ese mundo recién nacido, un mundo sin el hombre, y por lo tanto sin el pecado; y es aquí, en este lugar, donde mejor se ve, y tal cosa es una experiencia inolvidable".

Kapuscinski, Ryszard: Ébano.
Fotografía: Ana V.


Ser bueno no es bueno

Mierda, Sophie, ¿por qué no intentas? ¿Por qué no lo intentamos todos?Porque ser malo, madre, en eso consiste la auténtica lucha: en ser malo y disfrutar siéndolo. Eso es lo que nos hace hombres a los niños, madre. ¡Mira lo que les ha hecho mi conciencia a mi sexualidad, a mi espontaneidad, a mi valor! (...) Tengo más marcas que un mapa de carreteras, las represiones me señalan de la cabeza a los pies. Puede usted recorrer mi cuerpo entero, a lo ancho y a lo largo, por súper autopistas de vergüenza e inhibición y miedo. Lo ves, madre, yo también soy demasiado bueno, yo también reboso moral por todas partes...¡igual que tú! ¿Me has visto alguna vez tratando de encender un cigarrillo? Parezco Bette Davis. Hoy en día, hay chicos y chicas que no tienen edad  para el bar mitzvah y ya andan por ahí pegándole a la marihuana como si fuesen barras de regaliz; y yo todavía me hago un lío con las manos al coger un Lucky. Sí, mamá, así de bueno soy. No puedo fumar, apenas beber, nada de drogas, no pido dinero prestado ni juego a las cartas, en cuanto digo una mentira me pongo a sudar como si estuviese cruzando el ecuador. Sí, bueno, digo mucho joder, pero, te lo aseguro, hasta ahí llega mi éxito en el campo de la infracción.

Roth, Philip: El mal de Portnoy.