domingo, 18 de diciembre de 2011

Poeta y amiga

FUNDAMENTOS HISTÓRICOS
DE UNA FLOR DE UN DÍA

Juré que nunca me dejaría coger;
yo siempre iba a encajar luz con luz,
ritmo con color.
Nunca -dije- caería en caer.
Reíros: me creía flor.
Nunca permitiría los besos incorrectos
ni la voluntad cadáver en mi cama,
ni la cólera profunda y cavernícola
y tristísima
con respecto a mis acciones
sin verdad ni sentido.

Yo siempre iba a encajar
verdad con sentido,
luz con luz, besos con furia
existencial y demás.
Creedme: yo iba a vivir en una isla
remotísima y asiática;
yo -juré- me dejaría la piel
en cada acto, cada signo,
y cada acto de amor, cada signo, cada coito,
creedme, cada mano, cada ojo,
iban a ser inolvidables, iban a ser
-y lo decía en serio-
mágicos
y agotadores.

Juré que nunca viviría
en moldes ajenos
(aunque fueran de ilustres novelas
centroeuropeas);
yo nunca iba a permitir -decía-
el intento fofo y marchito,
ni luz apenas, ni besos sin truenos,
ni -nunca, dije- alexitimia,
anafrodisia, esas barbaridades,
ni perderme
ni rosas blancas pero decorativas
ni vivo sin vivir en mí y todo eso.

En la catequesis
me decían
no jures jamás
niña idiota.

García Faet, Berta: Fresa y herida.
(Premio Nacional de Poesía "Antonio González de Lama" 2010)

No hay comentarios:

Publicar un comentario