martes, 1 de mayo de 2012

Lo ideal se pelea con la realidad

"Lo comprendo. Lleva usted dentro el entusiasmo de la India, y sus templos y palmeras... todo ese romanticismo que despierta en el turista un viaje de dos meses. Sí, el trópico es encantador cuando se atraviesa en ferrocarril, en auto o en rikscha [...] Quería aprender las lenguas orientales para leer los libros sagrados en el texto original, quería estudiar el alma de los indígenas -sí, así se dice en la jerga europea-, convertirme en un misionero de la humanidad, de la ciencia, de la civilización... Todos los que llegamos de Occidente soñamos con lo mismo... Mas, allí, en aquel sofocante invernadero que el viajero no ve, faltan pronto las fuerzas: la fiebre [...] La fiebre nos devora el cuerpo; nos tornamos indolentes, perezosos; nos convertimos en gallinas mojadas, cuando no en crustáceos insnesibles. [...] Tarde o temprano todos caen; unos se dan a la bebida; otros fuman opio; otros no piensan sino en pegar y maltratar hasta volverse unos bestias; una u otra, cada cual contrae su locura."

Zweig, Stefan: Amok.

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