viernes, 6 de diciembre de 2013

Hambre y comida

"Papá es un mártir alimentario. Es un individuo al cual el hambre le fue inyectada a la fuerza desde el exterior y luego reprimida a perpetuidad. Él, que fue un niño delicado, sensible y enclenque, fue obligado a comer en nombre de un chantaje afectivo de tales dimensiones que le llevó a abrazar la causa de sus verdugos (sobre todo su abuela materna) y a imprimir a su estómago las dimensiones del universo.

Es un hombre al que le jugaron una mala pasada: le impusieron la obsesión de comer y, cuando estuvo poseído, le pusieron a régimen hasta el final de sus días. Mi padre conoció este absurdo destino: la contrariedad es su patrimonio".

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"¿Acaso no basta tener en la boca un chocolate del bueno no sólo para creer en Dios sino también para sentirse en su presencia? Dios no es el chocolate, es el reencuentro entre el chocolate y un paladar capaz de apreciarlo".

Amélie Nothomb, Los juegos del hambre.

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