domingo, 18 de marzo de 2012

El amante

"Ya estoy advertida. Sé algo. Sé que no son los vestidos lo que hacen a las mujeres más o menos hermosas, ni los tratamientos de belleza, ni el precio de los potingues, ni la rareza, el precio de los atavíos. Sé que el problema está en otra parte. No sé dónde. Sólo sé que no está donde las mujeres creen. Miro a las mujeres por las calles de Saigón, en los puestos de la selva. Las hay muy hermosas, muy blancas[...] No hacen nada, sólo se reservan, se reservan para Europa, los amantes, las vacaciones en Italia [...] Ellas esperan. Se visten para nada. Se contemplan. En la penumbra de esas quintas se contemplan para, más tarde,creen vivir una novela, ya tienen los amplios roperos llenos de vestidos con los que no saben qué hacer, coleccionados como el tiempo, la larga sucesión de días de espera. Algunas se vuelven locas. Algunas son abandonadas por una joven criada que se calla. Abandonadas. Se oye cómo la palabra las alcanza, el ruido que hace, el ruido de la bofetada que da. Algunas se matan".

 "Años después de la guerra, después de las bodas, de los hijos, de los divorcios, de los libros, llegó a París con su mujer. Él le telefoneó. Soy yo. Ella le reconoció por la voz. Él dijo: sólo quería oír tu voz. Ella dijo: soy yo, buenos días. Estaba intimidado, tenía miedo, como antes. Su voz, de repente, temblaba. Y con el temblor, de repente, ella reconoció el acento de China. Sabía que había empezado a escribir libros. Lo supo por la madre a quien volvió a ver en Saigón. Y también por el hermano menor, que había estado triste por ella. Y después ya no supo qué decirle. Y después se lo dijo. Le dijo que era como antes, que todavía la amaba, que nunca podría dejar de amarla, que la amaría hasta la muerte"

DURAS, Marguerite: El amante.

Foto: Ana V.


domingo, 11 de marzo de 2012

Tentadora, sabrosa y diabólica maldad

"Al instante despertó en mí el espíritu del infierno, bramando embravecido. Con un arrebato de júbilo, vapuleé al indefenso cuerpo, saboreando con deleite cada golpe; y solo cuando, en la cumbre de mi delirio, empecé a notar señales de fatiga, me sobrecogió súbitamente el corazón en un frío estremecimiento de terror. Al dispersarse aquella niebla, me di cuenta de que mi vida estaba perdida, y huí de la escena de aquellos sucesos, gloriándome y temblando a un mismo tiempo, satisfecha y estimulada mi ansia de mal, y más hondo que nunca arraigado mi amor a la vida".

STEVENSON, Robert Louis: El extraño cado del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

jueves, 8 de marzo de 2012

Qué difícil es encontrar un fragmento que refleje la genial obra de Ferlosio... su Jarama


"Yo no comprendo-decía Miguel-; siempre salís con eso de que si os aburrís, mi hermana igual; nunca lo he comprendido. Yo, la verdad, yo no sé distinguir cuando me aburro de cuando me divierto, te lo juro. Será que no me aburro nunca o que no...-Se encogía de hombros"

"Bajaba el sol. Si tenía el tamaño de una bandeja de café, apenas unos seis o siete metros lo separaban ya del horizonte. Los altos de Paracuellos enrojecían, de cara hacia el poniente. Tierras altas, cortadas sobre el Jarama en bruscos terraplenes, que formaban quebradas, terrazas, hendiduras, desmoronamientos, cúmulos y montones blanquecinos, en una accidentada dispersión, sin concierto geológico, como escombreras de tierras de derribo, o como sobras y excavaciones hechas por palas y azafas de gigantes"

"-El dinero no da la felicidad
-Puede. Pero al tacaño, menos todavía.
-Sí que la da, sí, la felicidad -dijo Lucio-. Pues ya creo que el dinero puede darla. Lo que pasa es que la conciencia la quita".

 "-Yo no pretendo saber más de lo que sé. Lo que no ando es con fantasías a lo tontuno, como los dililós que se figuran que más lejos está lo mejor y contra más retirado de su tierra, mejor se creen que los va a ir. Pues hay que trabajar lo mismo en todas partes igualmente, y para uno ganarse los cuartos, uno de nosotros, no hay más narices ni más procedmimiento que doblar la bisagra, y aquí lo mismo que en América o en la luna, se si pudiera montar. [...] Y si de América vuelven algunos con más dinero que se fueron, ha sido a base de quebrantarse los riñones, ni más ni menos que hacemos en España o en Pekín, y no vienen más que a trabar a la gente inculcándoles ideas falsas en la cabeza [...]


FERLOSIO, Rafael Sánchez: "El Jarama"