viernes, 6 de diciembre de 2013

Hambre y comida

"Papá es un mártir alimentario. Es un individuo al cual el hambre le fue inyectada a la fuerza desde el exterior y luego reprimida a perpetuidad. Él, que fue un niño delicado, sensible y enclenque, fue obligado a comer en nombre de un chantaje afectivo de tales dimensiones que le llevó a abrazar la causa de sus verdugos (sobre todo su abuela materna) y a imprimir a su estómago las dimensiones del universo.

Es un hombre al que le jugaron una mala pasada: le impusieron la obsesión de comer y, cuando estuvo poseído, le pusieron a régimen hasta el final de sus días. Mi padre conoció este absurdo destino: la contrariedad es su patrimonio".

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"¿Acaso no basta tener en la boca un chocolate del bueno no sólo para creer en Dios sino también para sentirse en su presencia? Dios no es el chocolate, es el reencuentro entre el chocolate y un paladar capaz de apreciarlo".

Amélie Nothomb, Los juegos del hambre.

sábado, 26 de octubre de 2013

Al comprador indeciso

"Si los cuentos que narran los marinos,
hablando de temporales y aventuras,
de sus amores y sus odios,
de barcos, islas, perdidos Robinsones
y bucaneros y enterrados tesoros,
y todas las viejas historias, contadas una vez más
de la misma forma que siempre se contaron,
encantan todavía, como hicieron conmigo,
a los sensatos jóvenes de hoy:
-¿Qué más pedir? Pero si ya no fuera así,
si tan graves jóvenes hubieran perdido
la maravilla del viejo gusto
por ir con Kingston o con el valiente Ballantyne,
o con Cooper y atravesar bosques y mares:
Bien. ¡Así sea! Pero que yo pueda
dormir en el sueño eterno con todos mis piratas
junto a la tumba donde se pudran ellos y
sus sueños".

Roberto Louis Stevenson; La isla del tesoro.

Dioses celosillos

"Pensamos que esos dioses son omniscientes, pero la verdad es que saben muy poco y lo que saben lo saben muy en líneas generales. No tienen un corpus de conocimiento que puedan considerar propio, no tienen una filosofía propiamente dicha. Su cosmología es un surtido de lugares comunes. Su único talento es el vuelo astral y la única ciencia que han cultivado es la antropología. Se especializan en la humanidad debido a lo que nosotros tenemos y a ellos les falta. Nos estudian porque nos envidian".

J.M. Coetzee; Elisabeth Costello.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Dudas delicadas

"Cuando cumplí los diez años dejé de ser una niña; mi madre, una mujer prudente y buena, me decía así:
-Una mujer debe guardar ante los hombres un florido silencio, procurando retirarse tan pronto como sea posible y hacerlo sin pasar por torpe.

Estas palabras sonaban en mis oídos la primera vez que me encontré ante mi esposo. Incliné la cabeza, levantando las manos sin contestar a su discurso. ¡Pero temo que debió parecerle muy monótono mi silencio!

Pearl S. Buck; Viento del este, viento del oeste.


domingo, 21 de abril de 2013

Metaliteratura

"La literatura, por mucho que nos apasione negarla, permite rescatar del olvido todo eso sobre lo que la mirada contemporánea, cada día más inmoral, pretende deslizarse con la más absoluta indiferencia."

Vila-Matas, Enrique: "Bartleby y compañía".


Arriba del monte Damawand (Irán)

"Él contemplaba con sorpresa una ondulante franja azul en la lejanía, pero yo ya no tenía fuerzas para explicarle que se trataba del Caspio, el mar que nos separaba de la desaparecida Unión Soviética. Divisaba en el horizonte una vaga raya de color verde oscuro, sin saber que se trataba del mayor bosque de Persia.
Intenté darle a entender por señas que se asomara detrás de la roca para ver las cadenas montañosas que se extendían hasta el fin del mundo. Pero no lo conseguí. Me dormí y todo quedó sumido en el silencio".






Abdolah, Kader: "El reflejo de las palabras"
Foto: Internet

domingo, 10 de febrero de 2013

Don Quijote

"Mas, como don Quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos, y Sancho estaba tan junto y cosido con él que casi por la línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo escusar de que algunos no llegasen a sus narices; y, apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, aprentándolas entre los dos dedos; y, con tono algo gangoso, dijo:
 -Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.
 -Sí tengo -respondió Sancho-; más, ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?
 -En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar -respondió don Quijote"



"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalado, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido en las estrecheces de la hambre; porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear el ánimo libre. "Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!".


jueves, 17 de enero de 2013

Blanco



Yo, como el resto de los hombres, bebo para olvidar.
Al atardecer avanzo sin compañía
el hielo bajo mis pies
y  sobre mis espaldas.

Yo, hombre inuit, bebo como otros pueblos
porque quiero perderme
en la noche helada
que parece infierno.

Vinieron ellos, con su limosna.
El trineo dejó de deslizarse,
jubilamos los arpones.

Yo, nieto de héroes
bebo porque he olvidado
mi dioma y mi credo
el agua, el aire
y al resto de criaturas
que comparten mi tierra.

Bebo para tener una excusa
con la que resbalar
sobre un hielo
derretido, como yo,
que me haga caer
al agua oscura
donde descansan las ballenas.

Las bendeciré, y luego me hundiré
hasta el fondo,
con los abuelos de mi abuelo
con la dignidad ahogada de mi raza.


A.V