"Cuando cumplí los diez años dejé de ser una niña; mi madre, una mujer prudente y buena, me decía así:
-Una mujer debe guardar ante los hombres un florido silencio, procurando retirarse tan pronto como sea posible y hacerlo sin pasar por torpe.
Estas palabras sonaban en mis oídos la primera vez que me encontré ante mi esposo. Incliné la cabeza, levantando las manos sin contestar a su discurso. ¡Pero temo que debió parecerle muy monótono mi silencio!
Pearl S. Buck; Viento del este, viento del oeste.