"El describir lo poético de la vida infantil me da buen resultado: en la vida de un niño lo banal posee grandeza, se siente extraño, sin orden, siempre trágico. Tampoco un niño tiene nunca fiesta como niño; sólo al aceptarse los "principios de orden" comienza la fiesta. Observo cualquier forma de manifestación de la fiesta con fanático ardor: cómo un obrero guarda en su bolsillo el sobre con la paga y sube a la moto; [...] todo es tan humano que a menudo tengo la impresión de ser yo un monstruo, porque sólo puedo representar la fiesta como un número. Hablé con Marie de si un animal podía tener fiesta, una vaca que rumia, un asno que adormilado se apoya sobre la valla. Ella pretendía que sería blasfemía que los animales trabajasen y, por consiguiente, tuviesen fiesta. El sueño es algo así como la fiesta, una sublime afinidad entre el hombre y los animales, pero lo festivo del día de fiesta es el vivirlo conscientemente."
BÖLL, Heinrich; Opiniones de un payaso.
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