"Los objetos de la fantasía son sustitutos, son una forma de suscitar emociones reales y ofrecer una satisfacción sucedánea. El acto imaginativo, en contraste, es un empeño por crear un mundo posible, un mundo imaginario, donde las emociones son también imaginarias. Por consiguiente, el artista no ofrece una satisfacción sucedánea para una emoción real. El arte difiere, por ejemplo, de la pornografía. El artista hace que alguien imagine tanto el objeto como la emoción dirigida hacia él. El artista explora un mundo imaginado como un ser libre, con todos sus compromisos morales en juego. Esto nos permite distinguir, por ejemplo, entre lo erótico y lo pornográfico"
Baggini, Julián: En qué piensan los filósofos
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