"La ciudad misma tenía dos centros de gravedad: el norte real y el norte magnético de su personalidad, y entre ambos, el temperamento de sus habitantes se agotaba en un chisporroteo seco como una descarga eléctrica."
"Me siento como si el cielo estuviera pegado a la tierra, y yo entre los dos, respirando por el ojo de una aguja".
"Muchos hombres mienten y dejan que la vida pase por ellos como los chorros de agua tibia de una lavativa. A la proposición cartesiana. "Pienso, luego existo", oponía una proposición personal, que podría enunciarse así. "Imagino, luego estoy en la realidad, y soy libre".
"La pobreza excluye, -decía Justine- y la riqueza aísla"
Durrell, Lawrence: Justine (El cuarteto de Alejandría)
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