"-Nadie quiere ir _dijo ella con franqueza-. A nadie le gusta ir. Pero tienes que hacerlo. Has de aprender a afrontar las cosas algún día.
No me gustó cómo lo dijo. Su brusquedad y su celo me parecieron falsos y ramplones. No me fiaba de ella. Siempre que la gente de dice que tendrás que afrontar algo algún día y te empuja con toda naturalidad hacia el dolor, la obscenidad o la revelación indeseada que te acecha, en sus voces hay una nota de traición, un frío mal y disimulado júbilo, algo ávido de tu dolor. Sí, en los padres también; en los padres sobre todo."
Alice Munro, La vida de las mujeres.
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